Cruz de pared de cerámica de barro negro mexicano hecha a mano, "Pequeña flor de la suerte"

Margarita Revilla, maestra artesana versada en materiales maleables, produce esta encantadora cruz de pared en su taller de Jalisco mediante un proceso exhaustivo. Esta cruz tiene mucho cuidado y propósito en su creación: el artesano primero graba el diseño en arcilla, lo pule para darle un acabado negro llamativo, lo seca durante dos semanas y luego lo hornea durante tres días para llegar a su finalización. Al incorporar un diseño floral en la cruz, Revilla fusiona el estilo alfarero prehispánico de barro negro, común en Oaxaca, con el antiguo símbolo de la religión occidental que llegó a México con los españoles.